Frente a la pandemia, las mujeres en toda su diversidad (en sindicatos y fábricas, en granjas y comunidades indígenas, en centros pobres urbanos en organizaciones estructuradas o movimientos informales) continuaron movilizándose y se ubicaron al frente de la lucha contra la COVID-19 y contra las crisis políticas y socioeconómicas en aumento que son intrínsecas a un sistema patriarcal, colonialista, racista e imperialista.