La intersección de la deuda y la captura corporativa

Fecha de Publicación: 
Sábado, 25 Noviembre 2023

Viñeta extraída del episodio dedicado a la deuda dela serie de cómic "El poder del 99% para detener la captura corporativa" de la Red-DESC.

La deuda es una manifestación del capitalismo neoliberal y sus crisis. Las actuales olas de acumulación de deuda han sido un fenómeno cada vez más central de la economía global desde el siglo XIX, a partir del desarrollo de la deuda soberana como una poderosa herramienta para la construcción de imperios coloniales. Esto llevó a la expansión de los mercados de capital por parte de los acreedores de países industrializados, quienes vieron una oportunidad de invertir fuertemente en el extranjero para obtener ganancias. La afluencia de capital extranjero infló peligrosamente la deuda de los países ocupados y empobrecidos, acercándolos a la insolvencia. A pesar de las exitosas luchas anticolonialistas, las antiguas colonias han seguido enfrentándose a legados de deuda que heredaron de los regímenes coloniales, así como al actual imperialismo económico. Esto se intensificó aún más en la década de 1990, tras el ascenso de Estados Unidos como superpotencia global dominante y la consiguiente imposición del neoliberal Consenso de Washington. El término “Consenso de Washington" se refiere al acuerdo entre el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y el Departamento del Tesoro de Estados Unidos con respecto a nuevas recomendaciones de políticas económicas moldeadas por las elites corporativas y financieras.


"El poder del 99% para detener la captura corporativa"
 

Orígenes de la deuda: legados coloniales e imperiales  

La economía global ha experimentado cuatro oleadas de acumulación de deuda en los últimos cincuenta años desde 1970. Las tres primeras desembocaron en crisis financieras en muchos países pobres y ricos: la crisis de deuda latinoamericana de los años 1980, la crisis financiera asiática de finales de los años 1990 y la crisis financiera global del 2007-2008. La ola actual comenzó en el 2010 y alcanzó un récord inicial de 55 billones de dólares en el 2018. Esta última crisis ha provocado un aumento vertiginoso de la deuda en la mayoría de las economías, haciéndola más grande, más rápida y de más amplio alcance que las tres oleadas anteriores. Estas olas de deuda y sus respectivas crisis están arraigadas en el colonialismo, el imperialismo y el capitalismo financiero orquestados por países, individuos y corporaciones ricas que buscan avanzar en sus extracciones neocoloniales con la ayuda de Instituciones Financieras Internacionales (IFI) como el FMI, el Banco Mundial, instituciones privadas y un cada vez mayor número de bancos públicos de desarrollo. Particularmente, la influencia de las élites corporativas financieras se manifiesta de manera activa y pasiva a través de negocios, cabildeo o conexiones y tiene un impacto directo en las políticas crediticias del FMI y otras instituciones financieras. En sus declaraciones durante la Cumbre de la Organización de la Unión Africana de 1987, Thomas Sankara —ex presidente de Burkina Faso, y quien fuera asesinado por intentar construir modelos alternativos de desarrollo, centrados en los derechos y la igualdad de las mujeres y por solidarizarse con otros grupos de lucha luchas anti-coloniales y socialistas— proclamó: “Pensamos que la deuda debe ser vista desde la perspectiva de sus orígenes. La deuda se originó en el colonialismo y el imperialismo. Quienes nos prestan dinero son quienes nos colonizaron. Son los mismos que solían administrar nuestros estados y economías”.

"El poder del 99% para detener la captura corporativa"

En la década de 1990, tras la caída de la URSS y el ascenso de Estados Unidos como superpotencia mundial sin rival, el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, el Departamento del Tesoro de Estados Unidos y la Organización Mundial del Comercio adoptaron un conjunto de políticas económicas que más tarde se conocieron como el Consenso de Washington, término acuñado por el economista británico John Williamson. Estas reformas se introdujeron en el neoliberalismo como una filosofía política y económica que enfatizaba el libre comercio, la desregulación, la globalización, la privatización, y allanaron el camino para enormes ganancias para el sector privado. Por ejemplo, a través del Consenso de Washington, el FMI ha logrado imponer medidas que han obligado a muchos países a desviar las prioridades sobre el gasto público de servicios esenciales como la salud y la educación, para liberalizar el comercio, permitir la inversión extranjera, privatizar empresas estatales, fortalecer la propiedad privada y reformar los regímenes fiscales para beneficiar a los actores privados y a los grandes inversionistas. Sin embargo, este modelo económico condujo a la destrucción de marcos institucionales y relaciones de poder anteriores; desafiando las formas tradicionales de soberanía estatal, divisiones del trabajo, relaciones sociales, disposiciones en materia de bienestar, mezclas tecnológicas, formas de vida y pensamiento, actividades reproductivas, apegos a la tierra y hábitos del corazón.

El Consenso de Washington fue posible gracias a condiciones estructurales, incluyendo realineamientos históricos en el poder político y económico global, así como sobre ideas dominantes dentro de la economía académica. Sin embargo, también es el resultado de acciones deliberadas de agentes poderosos: el gobierno de Estados Unidos, con el respaldo del mundo empresarial en alianza con otros gobiernos de países ricos y funcionarios de organizaciones internacionales con ideas afines.


"El poder del 99% para detener la captura corporativa"

Bajo la incomparable hegemonía neoliberal de Estados Unidos, la deuda se ha convertido en una herramienta cada vez más poderosa del imperialismo económico, que reforma las políticas económicas y facilita el despojo continuo en beneficio de constrictivos intereses privados. La larga historia de deudas impuestas en muchos países y de políticas colonialistas que impidieron a estos países ingresar a los mercados de capital globales no es solamente injusta sino también onerosa, ya que estas deudas eran prácticamente imposibles de pagar sin tomar préstamos adicionales. Si los países incumplen sus obligaciones, quedan excluidos de los mercados de capital globales y no pueden comprar las necesidades básicas de su gente. De modo que los países recurren al FMI como prestamista de último recurso, pero los préstamos del FMI vienen con condicionalidades neoliberales: desde programas de ajuste estructural y austeridad hasta programas de estrategias de reducción de la pobreza. A través de estas condicionalidades, el FMI ha obligado a los países, con el beneplácito de los tenedores de deuda pública y privada, a priorizar el pago de la deuda mediante la privatización (es decir, la venta de bienes y servicios públicos), el recorte del gasto público y las pensiones, aplicación de impuestos regresivos al valor agregado (IVA), desregulación del mercado laboral, etc. En el caso de Gabón, las medidas de austeridad impuestas por el FMI incluyeron un recorte sustancial del gasto público y una reducción del déficit fiscal del 6,6% del PIB en 2016 al 4,6% en 2017, lo cual afectó significativamente la capacidad del sector salud de brindar servicios. Como consecuencia, el sector de la salud pública de Gabón colapsó, los planes de seguro público sufrieron y los ciudadanos quedaron vulnerables y expuestos a gastos adicionales que a menudo hundieron a las familias en la pobreza.

Cuando Zimbabue nació en 1980, el país heredó una deuda de USD 700 millones del gobierno de Rhodesia de Ian Smith. Los préstamos se habían utilizado para comprar armas en la década de 1970, violando las sanciones de la ONU. El Reino Unido otorgó préstamos de “ayuda” vinculados a la compra de productos de corporaciones británicas como General Electric y Westinghouse. España prestó dinero para aviones militares fabricados por corporaciones en España. El Reino Unido respaldó más préstamos para que el gobierno de Zimbabue comprara aviones Hawk de fabricación británica, que luego se utilizarían en la Segunda Guerra del Congo, y que arrastró a Zimbabue y a varios otros países africanos al conflicto en la República Democrática del Congo en 1998. En parte, los nuevos préstamos fueron para pagar las deudas de Rhodesia, financiar la reconstrucción de posguerra y hacer frente a una gran sequía a principios de los años 1980. Sin embargo, la mayor parte de este préstamo terminó beneficiando a corporaciones de España y Reino Unido a expensas de la creciente deuda de Zimbabue.

¿Qué es la captura corporativa?

Los miembros de la Red-DESC han definido la captura corporativa como el medio por el cual una élite económica amenaza la realización de los derechos humanos y al medio ambiente, al ejercer influencia sobre los tomadores de decisiones y las instituciones públicas nacionales e internacionales. Los elementos de captura corporativa identificados por los miembros incluyen: manipulación comunitaria, diplomacia económica, interferencia judicial, influencia legislativa y política, privatización de los servicios de seguridad pública, puertas giratorias y configuración de narrativas.


>> Descargar el reporte completo  "La interesección entre captura corporativa y deuda" en inglés, español, francésárabe.