En medio de la impunidad generalizada de las empresas y la continua captura corporativa de los espacios públicos de toma de decisiones, los miembros y miembras del Grupo de Trabajo de Rendición de Cuentas Corporativa de la Red-DESC (GTRCC) han estado trabajando colectivamente durante los últimos cinco años para la aprobación de un tratado de la ONU para que regule, en el derecho internacional de los derechos humanos, la actividades de empresas transnacionales y otras empresas comerciales. Este instrumento jurídicamente vinculante nos llevaría un paso más cerca de eliminar la captura corporativa y garantizar la rendición de cuentas por las violaciones y los abusos relacionados con las empresas. En un contexto en que el 1% de la población más rico ve cómo aumenta su influencia en los espacios multilaterales de toma de decisiones como la ONU, el proceso por el tratado se ve amenazado por la captura corporativa. Las empresas han recibido acceso privilegiado a espacios multilaterales de toma de decisiones y, por lo tanto, han tenido un impacto sustancial en sus resultados, a menudo gracias a la actuación de grupos de presión y asociaciones empresariales como asesores oficiales en procesos multilaterales y de varias partes interesadas. Estos son espacios donde los derechos de las personas están en juego, pero donde el 1% está proactivamente tratando de socavar nuestros derechos para maximizar sus ganancias. No debemos permitir que esto suceda.
Durante varios años el Grupo Asesor del Proyecto sobre Captura Corporativa (GAP) del GTRCC ha estado desarrollando estrategias para combatir la captura corporativa. En este proceso, los miembros y miembras han identificado varias características de este fenómeno. Las manifestaciones de captura corporativa de plataformas multilaterales incluye la interferencia política y legislativa, las prácticas de “puerta giratoria” en las que empleados y empleadas de empresas se convierten en representantes gubernamentales en espacios de toma de decisiones como la ONU para beneficiar al 1% más adinerado, o en forma de “diplomacia económica” donde los Estados dan prioridad a los intereses de estas élites corporativas sobre los derechos del 100% de la población mundial.
En las últimas décadas, estamos viendo una mayor normalización de la captura corporativa a través del discurso y las instituciones del multisectorialismo, que insertan corporaciones con intereses económicos concebidos en los procesos de formulación de políticas y mejoran su acceso y voz ya privilegiados en la toma de decisiones. Esta captura se ha visto impulsada aún más por la creciente dependencia de las instituciones multilaterales de la financiación privada, debido a que los gobiernos no pagan sus contribuciones ordinarias a las instituciones multilaterales; y por su asignación de fondos a cuestiones que promuevan sus intereses (y los de sus empresas) y la caída de ingresos fiscales o financiación pública durante la era del neoliberalismo. A continuación se muestran varios ejemplos de captura corporativa de espacios de política internacional que ponen en evidencia esta preocupante tendencia.